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La primera revolución de la pintura

   

La primera revolución de la pintura

 

Cómo la pintura ya mezclada cambió para siempre la forma de trabajar de los pintores

Durante sus inicios en la industria de la pintura, Henry Sherwin descubrió que no había una única pintura ya mezclada en el mercado. Las pinturas comúnmente llamadas «preparadas» o «patentadas» del día estaban rebajadas, y a menudo se “congelaban” en la lata antes de abrirlas, o se descascarapelaban horas después de su aplicación.

Los pintores profesionales debían comprar ingredientes básicos y mezclar las pinturas a mano con mucho cuidado (un proceso poco eficiente y laborioso).

A partir de 1870, Henry Sherwin se propuso cambiar esto volcando gran parte de los recursos de su compañía a la fabricación de una pintura líquida premezclada que cumpliera con sus severas normas de calidad. Durante los siguientes 10 años, Sherwin y su equipo se abocaron incansablemente al proyecto, convirtiéndose en los precursores de una fórmula de pintura novedosa y duradera, y patentaron un molino que trituraba pigmentos tan finamente que quedaban suspendidos en aceite de manera suave y uniforme.

En 1880, a un joven capataz llamado Philip Steyer se le encargó producir el primer galón de pintura Sherwin-Williams premezclada oficial, el cual se selló a mano y al que se le adhirió una etiqueta que decía SWP 355, que se popularizó como Shade K.

Sherwin confió tanto en sus nuevas pinturas ya mezcladas que cada lata salió con una garantía absoluta que ofrecía a los compradores devolver el dinero de la pintura y el costo de la aplicación, si no «funcionaba mejor, duraba más tiempo o mantenía de manera permanente un aspecto mejor que otras pinturas».

Casi al instante, los productos Sherwin-Williams revolucionaron la industria transformando a la «fabricación de pinturas que era, por regla general, un procedimiento azaroso en una cuestión sistematizada de ciencia técnica». Rápidamente, Shade K se convirtió en la pintura para exteriores más vendida del país, lo cual hizo posible que los contratistas tuvieran tiempo para tomar más trabajos, y que los empresarios y dueños de casa del laborioso siglo 19 sintieran la seguridad suficiente para encargarse por primera vez de sus propios proyectos de pintura.

Larga duración en la lata

A medida que Sherwin-Williams se preparaba para celebrar su 50.o aniversario en 1916, W.R. Sieplin, uno de los organizadores del evento, visitó la oficina del fundador Henry Sherwin en busca de objetos para exhibir durante la celebración.

Sherwin estuvo encantado de colaborar. Abrió el último cajón de su escritorio y extrajo una vieja lata de pintura cubierta de polvo con la etiqueta de Shade K.

Durante la celebración, Philip Steyer, empleado por muchos años, fue convocado para abrir la lata por primera vez. En su interior, encontró la pintura casi en perfecto estado. La revolvió sin dificultad y, a continuación, pintó para el público a modo de demostración.

Para sorpresa de pocos, el color coincidía perfectamente con el tono de la carta de color de 1880, y el producto se veía tan fresco y vibrante como cuando se lo fabricó más de veinticinco años atrás.

En 2016 Sherwin-Williams celebra su 150 vo. aniversario y la industria ha sido testigo de numerosos avances en materia de revestimientos. Pero nada habría sido posible sin el desarrollo de la pintura ya mezclada: un producto verdaderamente revolucionario que cambió para siempre la forma de trabajar de los pintores.