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El por qué del blanco

   

El por qué del blanco

Una mirada más profunda a los distintos tonos de la palidez.

 

A primera vista, las paredes blancas son siempre la opción simple y segura: el último refugio de los fóbicos al color. Quizás sea porque el blanco evoca asociaciones sumamente tranquilizadoras: frescura, pureza y hasta santidad. El blanco promete un mundo de limpieza, resistente a los gérmenes y eterno (aunque las bodas utizando el color blanco no son tradicionales en Asia, porque el color tiene una connotación de muerte y luto). Pero, a pesar del profundo simbolismo de los colores en la cultura occidental, es el impacto visual tan singular del blanco lo que quizás lo convierte en el concepto de diseño más fuerte de todos.

«Pensemos en un autobús escolar, y luego, imaginémoslo blanco», propone Andrew Oyen, socio de Ferguson & Shamamian, firma de diseño y arquitectura neoyorquina. «O, por ejemplo, imaginemos un coche fúnebre blanco. Abstrayéndonos del factor —color—, de inmediato centramos la atención en otros de sus elementos».

El blanco tiene una capacidad de elevar la conciencia del espacio, la forma y la luz que lo convirtieron en el favorito eterno de diseñadores y arquitectos tan reconocidos como Mario Botta, Gwathmey-Siegel, Rose Tarlow y Richard Meier, quien elogió la capacidad única del tono de agudizar nuestra «percepción de todos los tonos del arco iris» sin perder «su condición de absoluto».

El dominio que el blanco tiene de sí mismo, su indiferencia casi aristocrática ante la amenaza de la suciedad cotidiana le confiere un glamur natural. Troy, tienda de diseño que marca tendencia desde Manhattan, volvió a lanzar hace poco una línea de muebles clásicos, negro y plata, pertenecientes al modernismo danés, pero esta vez en cuero blanco. El color se reinventa una y otra vez para simplificar y enriquecer simultáneamente —una combinación atractiva para quienes buscan refugio de un mundo agitado sin sacrificar el sentido de lujo—.

 

Renovador de paleta

Andrew Flesher —perteneciente a la «Nueva ola de diseñadores», según la revista House Beautiful—, hace poco eligió una serena paleta de blanco sobre blanco para su loft de Minneapolis. Después de combinar colores para clientes todo el día, explica que su espacio, que se asemeja a una galería, ofrece un relajante descanso visual. un «lienzo blanco» que limpia la mente.

Las quejas que se repiten sobre el blanco —es estéril, aburrido, difícil de mantener— quizás tengan más que ver con la imaginación limitada que con las posibilidades que el color ofrece.

«Con los blancos, el límite es el cielo», afirma entusiasta Flesher, director de Gunkelman Flesher Interior Design. «La cantidad de blancos es infinita, y el que tú elijas puede hacer una diferencia enorme».

Concentrarse en el blanco perfecto significa seguir las mismas reglas que seguirías con cualquier combinación de colores. Si se trata de muebles o accesorios que ya están en la habitación, quédate con las familias de color. «Asegúrate de que la base de tu blanco esté en consonancia con el resto de los objetos de la habitación», aconseja Flesher. Aunque estés pintando de blanco el techo de una habitación que tiene las paredes de color, considera combinar el blanco con un cuarto del tono de color de la pared. «No te limites al techo blanco», advierte.

Sherwin-Williams ofrece una amplia gama de blancos con distintas bases. El blanco Dover (SW 6385) logra su cremosa calidez con un toque de amarillo, mientras que los

tonos marrones del Blanco Navajo (SW 6126) le otorgan un matiz tierra, pero límpido. Becky Ralich Spak, diseñador sénior del departamento de Marketing del Color y del Grupo de Diseño de Sherwin-Williams, adora el Blanco Alabastro (SW 7008). «Es un blanco precioso, muy fresco y, a la vez, algo suave. Funciona de maravillas con los neutros, en especial, con el caqui y el tostado». Y concluye afirmando que el Blanco Antiguo (SW 6119) combina bien con zócalos de madera envejecidos o teñidos.

 

La luz hace el blanco

Lo que realmente engrandece o anula a un blanco magnífico es cómo interactúa con la luz natural y artificial. Las condiciones de luz diurna varían según el lugar (de una pared a otra en una misma habitación) y la ubicación geográfica (comparemos la intensidad de la luz solar de Los Ángeles y la luz más suave del noreste). Por ello, «es crítico observar bajo la luz real el blanco que pensamos usar», aconseja Flesher. Hasta una persona experta en colores, como Ralich Spak, a veces debe aprender por experiencia.

«Cuando evaluaba blancos para mi habitación, quería algo sereno, pero que no pareciera un hospital», recuerda. «Elegí un blanco limpio, azulado. ¡Cuando lo probé, la habitación parecía un refrigerador por dentro!»

Recuerda que «mientras más brillante es la luz, más resalta el pigmento que uses con el blanco», afirma Oyen. «En Grecia, las paredes blanco tiza resplandecen a la luz intensa del sol. En una habitación muy iluminada, un cálido blanco rosáceo puede transformarse rápidamente en el color de un helado de fresa. Pero ese mismo blanco rosáceo en un espacio más oscuro, podría tomar un aspecto acogedor».

 

Retoques

Otra forma de lograr un brillo íntimo para un blanco liso es agregar un sheen sutil. «Es posible hacer muchas cosas con el blanco solo cambiando el acabado», asegura Sheri Thompson, directora del Departamento de Marketing del Color y del Grupo de Diseño. Por ejemplo, Sherwin-Williams ofrece un acabado perlado que se puede usar como última capa, o para agregar detalles que se destaquen o franjas (se aplican con rodillo seco). En especial, le gusta el efecto cuando se usa en un tocador o un dormitorio, pero recomienda experimentar. «Es un producto sumamente versátil».

Y si tienes problemas para hallar el blanco adecuado para el efecto que buscas, los expertos en pintura de Sherwin-Williams pueden mezclar un color a partir de una muestra (un trozo de tela, por ejemplo). Debbie Insana del Laboratorio de Marketing del Color de la compañía destaca que el Sher-Color™, su sistema espectrofotométrico actualizado, puede generar la ‘huella digital’ del tono buscado con precisión insuperable. Encuentra el servicio en la mayoría de las tiendas Sherwin-Williams.

Existen formas infinitas de incorporar las cualidades únicas del blanco a cualquier configuración de diseño. Tanto Flesher como Oyen adoran el impacto visual de los pisos blancos. Para lograr los pisos relucientes del loft de Flesher, se recurrió a un epoxi industrial que se usa en los hangares de aeropuerto.

Otra alternativa es blanquear un piso de madera, en especial si se trata de una construcción más antigua —por ejemplo, una casa de campo reconstruida—, para que la aspereza de las vetas se vean a través de la pintura. «Al cubrir una superficie rústica con blanco, mezclamos dos ideas», cuenta Oyen. «Logramos textura y frescura a la vez».

Pero, estos diseñadores, ¿no se cansan del blanco? «¡Yo no!», se ríe Flesher y Oyen asiente. «Las cualidades de frescura, limpieza y atemporalidad siempre harán del blanco un color confiable. Y con todo esto, sigue teniendo la sutileza de cualquier otro color».

 

Cuándo optar por el blanco

Cuando se busque complementar, en lugar de competir con la paleta de colores. Cuando se quiera sacarle máximo provecho a una habitación con una vista exterior impactante. «Una habitación blanca rescata todo el color del exterior», explica Flesher.

Cuando se quiera generar una sensación de intimidad. Si bien los paneles de madera pueden crear calidez artificial, absorben la luz natural. Las paredes blancas reflejan directamente la luz del día e infunden un brillo acogedor al espacio interior.

Para rescatar las posibilidades visuales del espacio de una determinada época. Oyen recuerda que los clientes que se mudaban a un departamento antiguo pintaban con colores espléndidos, casi abrumadores. «Encalaban todo el departamento para dar aspecto de neutralidad. Luego, gradualmente, iban aportando color. Elegir primero el blanco les permitía ver el espacio de una manera nueva».

Para destacar molduras bellas. El blanco pone de manifiesto los detalles. «Es un juego de sombras», explica Flesher.