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De las paredes de las cuevas a los lienzos

   

De las paredes de las cuevas a los lienzos

Por Holly O’Dell

En su nuevo libro, The Brilliant History of Color in Art (“La brillante historia del color en el arte”), la escritora y antropóloga británica Victoria Finlay analiza los orígenes de los colores de pintura, junto con las tradicionales creencias, la ciencia y los secretos que estos esconden. Para su investigación, Finlay dedicó un mes entero a revisar las colecciones de arte y los archivos del Museo J. Paul Getty en Los Ángeles, recorriendo las galerías con una lupa enorme con la que observaba bien de cerca su materia de estudio.

“Ves las pinceladas, el modo en que los artistas crearon increíbles efectos, y piensas: ‘¿Cómo es que lograron semejante cosa?’.”, explica Finlay. “Esa es la magia de la pintura, la magia de la ilusión que crean los artistas y la forma en que logran hacerlo”. A continuación ofrecemos algunos de los mágicos y coloridos momentos que Finlay nos relata en su libro:

Color e iluminación: una relación del tipo amor-odio

Los diseñadores de interiores dependen, en gran medida, de la interacción entre color e iluminación en sus proyectos. En este sentido, deberían agradecerles a sus ancestros prehistóricos por ser los primeros en capturar ese efecto. En 1940, cuatro adolescentes franceses descubrieron una caverna de piedra caliza, adornada con pinturas brillantes y realistas de animales —entre los que se incluye un toro de 17 pies de largo—, la cual databa de 17,000 años atrás. Las obras de arte que alojaba la que posteriormente se conocería como la cueva de Lascaux exhibían los colores rojo, amarillo, blanco y marrón en tonos destacados, junto con una forma de negro que incluía un raro óxido de manganeso. Pese a estar envueltas en la oscuridad durante todos esos milenios, las pinturas contaban con una variedad de tonos, matices e intensidades que servían para “imitar la luz solar moteando la espalda de las criaturas”, explica Finlay.

Desafortunadamente, la luz también señaló la ruina de los colores intensos. Para fines de la década de 1960, las pinturas eran casi invisibles a causa de la luz natural y eléctrica necesaria para adaptarse a las 400,000 personas que visitaban la cueva cada año. En la actualidad, los gobiernos y grupos de patrimonio protegen a estos antiguos precursores del color en el arte a medida que se siguen descubriendo en todo el mundo.

La revelación de un misterio

Uno de los hallazgos favoritos de Finlay en el curso de su investigación fue conocer la verdadera historia de El joven azul, la icónica obra de 1770 del pintor Thomas Gainsborough. Hasta hace poco, los historiadores creían que esta pintura mostraba a un muchacho de 18 años cuyo retrato había encargado su adinerado padre. Sin embargo, el cuadro muestra al sobrino de Gainsborough, de 14 o 15 años, vestido con un traje que tenía por fin demostrar una verdad acerca del color, luego de que el rival del artista dijera que el azul jamás se debería utilizar en el centro de una pintura porque, de lo contrario, “los espectadores no sabrían cuál es la figura y cuál es el fondo”, afirma Finley.

Es más, en 1995 se tomó una radiografía de El joven azul, la cual reveló una imagen del perro spaniel que pertenecía a la familia Gainsborough, lo que indica que el artista realizó el retrato sobre un trabajo previo. En palabras Finlay: “Solo estaba improvisando. Por eso es que pintó sobre un lienzo que ya había usado antes, pero resulta que se convirtió en una de las pinturas más famosas del mundo”.

La influencia del arte en el diseño de interiores

Antes del siglo XIV, la decoración de los hogares de los ricos solía incluir el uso de tapices adornados con imágenes medievales que rayaban en lo extravagante: dragones y unicornios, caballeros y doncellas. Pero una nueva clase de superricos comenzaba a gestarse en Europa. “Esas personas buscaban otra cosa: un retrato o dos, la pintura de una batalla o de alguna escena pícara de la mitología”. La pintura había llegado al diseño de interiores para quedarse. Para las décadas de 1950 y 1960, las pinturas artísticas no solo aparecían en las casas sino que, además, influían en su diseño. Los colores brillantes y alegres que surgían en la obra del artista pop Roy Lichtenstein y sus contemporáneos asomaba en lámparas, ebanistería, mosaicos y, por supuesto, en paredes pintadas.

Fotografía:
Anne-Louis Girodet de Roucy-Trioson (Francia, 1767-1824)
El Entierro de Atala, después de 1808, óleo sobre tela
50.5 x 61.9 cm (19 7/8 x 24 3/8 in)
The J. Paul Getty Museum, Los Ángeles