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Cómo usar la ciencia del color para elegir el blanco perfecto

   

Cómo usar la ciencia del color para elegir el blanco perfecto

Megan Swoyer

Para todas las culturas, el color blanco tiene poderes emocionales. Veamos cómo perfeccionar esos poderes en la práctica profesional.

Cuando escucha «color blanco», ¿qué es lo primero que le viene a la mente? Quizás una nube de algodón o nieve que cae, o una idea abstracta. Las múltiples posibles respuestas a esta pregunta demuestran que el blanco es un enigma: un «color» que, científicamente, no lo es. La naturaleza propia del blanco nos transmite la imagen de una pizarra vacía que nos ayuda a generar ideas y creatividad. Si comprendemos la ciencia que está detrás del color podemos diseñar con inteligencia hogares y productos que causen un impacto positivo en la psiquis humana.

La consultora de color Kelly Slank, que trabajó para Nike y otros gigantes de la industria automotriz, destaca que aunque pueda parecer simple, el blanco es un color diverso. «Cuando un objeto es blanco, su forma y textura son más notorios», Slank explica. «Si toda una habitación está pintada con paleta de blancos, la calidad de las superficies salta a la vista. Estimula el sentido del tacto. Y el sentido de la vista puede relajarse».

Kathy Sirvio, gerente de diseño senior de Global Chevrolet Color and Trim Studio, prefiere usar el blanco para diseñar autos, en especial, el famoso American Chevrolet.

«El blanco es limpio, deportivo, fresco», dice Sirvio. «En realidad, Chevrolet usa el blanco para el interior de dos de los modelos nuevos 2016: el Spark y el Camaro».

Hoy Chevrolet ofrece, por lo menos, un blanco en cada modelo que presenta en el mundo. «A Chevrolet le encantan los exteriores de color blanco límpido», observa Sirvio.

Por estas razones, y muchas otras, Sherwin-Williams ha dado su pincelada de simplicidad: el Color del Año Sherwin-Williams 2016 Color es Alabastro (SW 7008), un blanco atractivo y discreto, ni muy intenso ni demasiado cálido.

«Alabastro representa un cambio directo y necesario hacia la consciencia, el bienestar y una atmósfera pura y simple», explica Jackie Jordan, directora de Mercadeo del Color de Sherwin-Williams.

Linda Shears, experta en color de Metro Detroit, y miembro de ASID explica que, técnicamente, el blanco es el «color sin color». En forma regular, les habla de los clientes sobre teoría del color y sicología. «El blanco se compone de una mezcla de todas las frecuencias de luz del espectro visible», explica Shears. «Si haces que una luz blanca o la luz del sol atraviesen un prisma, se descompone en un espectro de colores». Sin embargo, si mezclamos pigmentos de pintura de esos colores, obtendremos un color negruzco».

Claro está que los mejores artistas saben de pigmentos y pintura, pero en su mundo, el uso del blanco es crucial. En De lo Espiritual en el Arte, el gran exponente del modernismo Wassily Kandinsky escribió que el blanco ofrece una «armonía del silencio… como sucede en la música cuando, por un tiempo, muchas pausas quiebran la melodía. No es un silencio muerto, sino uno preñado de posibilidades».

Conscientes o no de los poderes emocionales del color, todas las culturas han sellado, a través de las épocas, una sociedad positiva con el blanco. 

«En la cultura occidental», explica Shears, «el blanco es el color de la plenitud». Transmite paz y tranquilidad, es como un lienzo sin alterar que refleja pureza y originalidad. Significa despertar, apertura, crecimiento y creatividad».

Tineke Triggs es una diseñadora de interiores que trabaja en la costa oeste, es miembro de la ASID, y dirige Artistic Designs for Living en San Francisco, dice: “He visto a muchos europeos usar el blanco para decorar su hogar porque es moderno y va con el movimiento minimalista».   

Entonces, ¿cómo hacen los diseñadores para transformar estas sensaciones positivas que nos transmite el blanco en un diseño exitoso?

«Sin duda, el blanco es perfecto, ligero y puro, pero hay que ser cuidadoso», señala Armina Kasprowicz, diseñadora de interiores de AK Design and Accents con sede de Detroit. «Algunos blancos se ven casi amarillos o color crema».

Triggs está de acuerdo con que los blancos a veces se ven «amarillos junto a muebles de tonos cálidos». Es precisamente por esto que Alabastro de Sherwin-Williams es perfecto: ni muy frío ni muy cálido.

A Kasprowicz le gusta usar tonos en capas. «Las paredes podrían ser color blanco intermedio y los zócalos, blanco más brillante», explica. «El tono sobre tono es bello».

«Además, el blanco puede ser muy poderoso junto a otro color», agrega Kasprowicz. «Si lo combinamos con negro, por ejemplo, es clásico y eterno. Eso logra un dramatismo instantáneo».

«Tomemos ejemplo de la Madre Naturaleza», sugiere Kasprowicz. «Observemos a los pingüinos y cómo el negro emerge del blanco. O fijémonos en las plumas de las aves: quizás parezcan blancas, pero están salpicadas de rosas, marrones y grises, como un estilo escandinavo en el que los tonos de blancos y grises se combinan con la calidez de la madera y los marrones. En este caso, las texturas blandas, como unas sábanas grises, dan musicalidad al espacio».

El blanco también sirve como marco si se usa en molduras. «Una moldura blanca se convierte en una silueta y no compite con los muebles», explica Triggs.

Si de exhibir obras de arte se trata, muchos diseñadores coinciden en que el mejor color para las paredes es el blanco. «El blanco le permite hablar al arte, no a las paredes», cuenta la diseñadora Shears.

Ya sea que esté revistiendo las paredes, los techos, los zócalos o las molduras de una casa, o que lo vea en nieve recién caída, arenas de costas exóticas o plumas de aves, el color blanco es incuestionable y universalmente atractivo. Sirvio de GM nos dice: «El blanco es capaz de hablarle a cualquier mercado del mundo».