Elige un sitio para encontrar
productos y consejos de expertos.
Determina qué características o acabados consideras permanentes en tu habitación. Considera los gabinetes, azulejos o una chimenea de ladrillos. Por ejemplo, si la madera de tus gabinetes de cocina tiene un tono de base rojo, asegúrate que el color de la pintura que elijas funcione bien con ese tono.
Enfatiza las características arquitectónicas más atractivas de tu hogar, como las molduras de techo o ventanas arqueadas, dándoles un contraste de pintura (utiliza un color más claro u oscuro al de la pared) o píntalas con un acabado brillante. También puedes acentuar una pared pintándola de un color diferente, dándole un acabado, añadiendo papel tapiz o un borde.
Utiliza una paleta de colores similares en toda la casa para crear sinergia entre las habitaciones. Puedes alternar la tonalidad entre habitaciones para crear distinción.
El color puede enfatizar ciertas características y minimizar otras. Una habitación larga y estrecha se verá más amplia si usas un color ligeramente más oscuro en las paredes más cortas y un color más claro en las paredes más largas. Puede hacer que un techo parezca más alto aplicando un color más claro o que parezca más bajo con un color más oscuro. Para darle a una habitación grande una sensación más íntima, pinta las paredes con colores que “avanzan hacia ti”, como el rojo, el dorado, el naranja y el marrón. Para ayudar a que una habitación pequeña parezca más grande, pinta las paredes con colores que hagan que parezcan “retroceder”, como el azul, el verde o el violeta.
Recuerda que el color que elijes puede verse diferente a distintas horas del día y de la noche. Los tonos cálidos de luces incandescentes tendrán una influencia diferente en el color que la luz natural del día. Una vez que sepas cómo las diferentes fuentes de luz pueden afectar tus elecciones de color, puedes cambiar el “humor” de tus habitaciones para que combinen con el ritmo del día.